Aunque hay personas a la que no le gusta la carne de conejo, e incluso, hay culturas en las que directamente es un animal que no se utiliza para la alimentación. Pero a mí me encanta y, además, es una carne blanca con poca grasa, adecuada para dietas bajas en calorías. Destaca por su aporte de potasio, fósforo y calcio y encima es económica.
Hoy os pongo una receta tradicional. Se trata del conejo al ajillo. Aunque, el conejo se puede preparar de muchas maneras, esta es una de las más típicas. Además, es muy fácil y muy sabrosa
Veréis que necesitaremos muy pocos ingredientes y además, es muy fácil de hacer y, si a eso le añadimos que queda muy sabroso pues, ya tenemos una nueva receta para nuestra lista de recetas.
INGREDIENTES:
- Un conejo troceado
- Una cabeza de ajos
- 1/2 vaso de vino blanco
- Aceite de oliva virgen
- Tomillo
- Romero
- Sal y Pimienta
PREPARACIÓN :
Cuando compremos el conejo podemos comprarlo, entero y que nos lo troceen pero, también podemos comprarlo ya troceado y elegir las partes que más nos gusten. A mí, concretamente me gustan más los muslos, pues tienen más carne y menos huesos y entonces, cuando compro conejo compró la parte de los muslos. Pero cada uno que lo haga a su elección.
Lavamos la carne bajo el grifo, la dejamos escurrir y después la salpimentamos. También la condimentaremos con tomillo y romero, a ser posible fresco.
Sacaremos los dientes de ajo de la cabeza pero no los pelaremos, solo los machacaremos. Para ello machacaremos cada diente con la mano o con la hoja del cuchillo. Esto lo hacemos porque de esta manera el ajo deja salir mejor los jugos. En principio contaremos una cabeza de ajo, pero si os gusta mucho el ajo podéis poner alguna más, porque al final quedan muy buenos y así no habrán peleas.
A continuación, en una cazuela de buen tamaño echaremos un chorreón de aceite de oliva virgen y la pondremos a calentar.
Cuando el aceite esté caliente, incorporaremos los ajos machacados. Iremos dorando los ajos a fuego suave removiendo de vez en cuando, ya que nos interesa que se cocinen lentamente y queden bien dorados, pero no que se nos quemen. Cuando estén listos los apartamos para más adelante.
En la misma cazuela echaremos el conejo troceado, y lo freiremos en el mismo aceite en el que habíamos dorado los ajos. Subiremos la intensidad del fuego para cocinarlo a fuego medio-alto, removiendo de vez en cuando para que el conejo se marque bien por todos lados.
Una vez tengamos la carne sellada, agregaremos el vino a la cazuela, y subimos el fuego para que el alcohol se evapore, tardará unos 5 minutos. Pasados esos minutos se habrá formado una salsa entre el aceite, el vino y los jugos que fue soltando el conejo.
Incorporaremos de nuevo los dientes de ajo que teníamos reservamos y podemos añadir alguna hierba aromática más y rectificar de sal.
Volveremos a bajar el fuego a fuego medio y en unos 20-25 minutos el conejo deberá estar ya listo para servir.
Ya solo nos quedará emplatar y… a disfrutar!!