Inicialmente, la berenjena fue un fruto considerado de muy mala reputación ya que se pensaba que era tóxica.
Pensaban que su consumo producía locura, Y debe ser verdad, porque a mí me vuelven loco jeje.
En realidad, todas las solanáceas, incluida la berenjena o la patata, contienen alcaloides que resultan tóxicos para la salud. Por este motivo, es necesario comer el fruto cocido y en ningún caso ingerir las hojas, que son tóxicas.
Seguramente, por su mal uso,se produjeron intoxicaciones lo que le dio a esta planta su mala fama hasta el punto que se la llamó inicialmente manzana loca o manzana de la ira.
Pero no nos asustemos, las berenjenas tienen muchos beneficios. Por ejemplo, a veces ennegrecen al cortarlas. Lo que indica que la planta es rica en ácido clorogénico, que es tan antioxidante como la vitamina C.
Su consumo es muy útil para bajar el colesterol y ayuda a prevenir la arteriosclerosis, y ayuda a mejorar la circulación.
Mejoran la digestión al estimular la producción de bilis, por lo que resulta muy adecuado comerlas cuando el hígado precisa una ayuda extra para disolver las grasas, tal como ocurre en casos de insuficiencia hepática, o personas con digestiones pesadas.
A pesar de todos esos beneficios, la berenjena tiene un defecto, absorbe mucho aceite. Por eso, en esta receta procuraremos que esto no pase. Así tendremos unas berenjenas bajas en aceite y con todas sus propiedades.
INGREDIENTES (para 2)
- 1 berenjena grande
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2 o 3 cucharadas de aceite AOVE
- Agua mineral
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250g de tomate triturado
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Unas hojas de albahaca
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Orégano
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Queso parmesano rayado
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Sal y pimienta
PREPARACIÓN:
Empezaremos lavando la berenjena, quitándole las hojas y cortándolas en rodajas de 1 cm aproximadamente de grosor
Echaremos muy poco aceite, máximo dos cucharadas, en una sartén a fuego medio y añadiremos las berenjenas.
Subiremos el fuego y doraremos un minuto por cada lado.
Pasados los dos minutos, echaremos 3 cucharadas de agua, y volveremos a bajar a fuego medio, tapando la sartén para generar vapor y lo dejaremos así unos 3 o 4 minutos.
Voltearemos las berenjenas y repetiremos el proceso: agua, fuego medio, tapar. Aquí podemos poner un poco de aceite y dejamos unos 3 minutos más.
Cuando estén listas, añadiremos el tomate y ya sin tapa subiremos el fuego hasta evaporar el líquido.
Salpimentaremos, añadiremos el queso y apagaremos el fuego dejándolas cocer un minuto más con el calor residual.
A la hora de servir añadiremos el orégano y la albahaca y, podemos espolvorear un poco más de parmesano.
Ya, solo nos quedará acompañarlo y,… A disfrutar!!